Usadas por los nómadas durante siglos, los kilim son han convertido en alfombras de tendencia. Son ligeras, versátiles, alegres y elegantes al mismo tiempo
Los kilims son las primeras alfombras que existieron en Asia Central hace más de 3.500 años y se usaban en los suelos y paredes de las tiendas de los pueblos nómadas así como en las sillas de los caballos o protegiendo el equipaje.
Una alfombra kilim es un tipo de alfombra sin pelo, fabricada a mano y de forma artesanal. Su esencia es que no mezcla colores. De hecho, es precisamente eso lo que significa kilim (acepción turca): ‘que no mezcla colores’. Al estar confeccionada sin nudos, son unas alfombras más ligeras y frescas. De hecho, los nómadas las empleaban para protegerse de la arena, ya que la arena no se colaba entre sus nudos.
En la actualidad, los descendientes de los kilim originales provienen de países como Turquía, India, Marruecos, Afganistán, Pakistán o Irán y como siempre, su principal productor son los pueblos nómadas de distintas regiones, por lo que dentro de la variedad de Kilims, nos encontramos con kilims persas, turcos o afganos, siendo estos últimos, también conocidos como Kilim Herat, los más apreciados para la decoración de hogares de todo el mundo, debido a su versatilidad.