El yute es conocido como “La fibra dorada” dado al brillo y color de su fibra. Es una de las fibras naturales más largas y más usadas para textiles; y sobre todo para la creación de alfombras. Se la considera la segunda de las fibras vegetales después del algodón.
Con el yute se pueden fabricar alfombras de fibra natural más económicas que otros materiales como el sisal y tienen además un aspecto tanto o más acogedor que cualquiera otra fibra natural.
También el yute (y por tanto las alfombras que se hacen con él) tiene propiedades antiestáticas, una gran resistencia y como fibra natural que es, “respira” reteniendo y expulsando la temperatura y humedad del ambiente.
Las alfombras de yute son alfombras ecológicas, reciclables y biodegradables (no confundir con biodegradables, eso es otra cosa). Como ya dijimos, es un cultivo sostenible y que demanda pocos recursos, de modo que es una manera muy ecológica de alfombrar los suelos.
Con las alfombras de yute puedes introducir un elemento cálido y acogedor en ambientes industriales y minimalistas, basando su calidez en el aporte de color de unos pocos elementos, que precisamente por ser pocos destacan más por contraste. Por eso una alfombra de yute es el aporte de calidez justa para estos ambientes, consiguiendo un efecto acogedor sin estar recargado.
Pero incluso en el lado opuesto, si tienes una decoración basada en el color y la intensidad, una alfombra de yute en tono natural contribuirá a equilibrar y hacerla reposar a su punto justo.